domingo, 21 de junio de 2009

N. es una enfermedad

Lo que siguió fué demasiado rápido. Salimos tres veces. Tres salidas que me tenían delirando de la emoción. No lo podía creer. Una chica hermosa, elegante, inteligente y alta. No podía pedirle más a la vida. Sentía que no me merecía semejante regalo.
Y ese mismo sentimiento de no merecer lo que me estaba sucediendo me hacía sentir culpable. Culpable de dejar a Ll. De haberle prometido muchas cosas y nunca haberle cumplido. Es increíble. En cuestión de días Ll. pasó de ser objeto de mis mas morbosos sentimientos de envidia a ser víctima de mi obsesión por el tamaño: le tuve lástima.
En la segunda salida N. se puso tenis y me mostró su verdadera estatura. Orgullosa en extremo de su tamaño aseguraba medir los uno con ochenta y siete que les dijo a sus contertulios la noche que la conocí. Sin embargo, disimuladamente hice que se midiera. Usamos un metro cortesía de un laboratorio que yo tenía en la casa. De nuevo el corazón a mil, por fin iba a confirmar mi terrible realidad. Midió uno con ochenta y cinco. Se puso seria alegando medir los dos centímetros mas que presumía. Yo estaba al borde de la ira interior. Yo pensé "a ésta maldita grandulona la enoja no medir dos centímetros mas de lo que dice la cinta métrica cuando yo quisiera al menos medir uno con ochenta para estar mas cerca a ella. La vida es injusta, injusta en serio". Aparentemente hice una tremenda cara de desazón porque rápidamente dejó de discutir por semejante sutileza. Se puso seria y dejó de pedir que la midiera de nuevo.
Ya sabiendo su estatura el objetivo era confirmar que Ll. era mas pequeña que ella."Puede que Ll. me haya estado engañando con su estatura y realmente mida lo mismo que N." me decía intentando poner a Ll. por encima. Pero mi temor por que la realidad fuera lo contrario aumentaba a cada momento. Me estaba negando una realidad. Un síntoma de duelo.
Lo cierto es que en la tercera o cuarta vez que nos vimos, aprovechando que no volvió a ponerse tacones, simulando una broma me empiné de nuevo cerca a ella para ver hasta donde alcanzaba. No la pude ver hacia abajo. Conmigo empinado, N. es tan o aún un poco mas alta que yo. Ahora iría donde Ll. a realizar la temida comparación.
Ll. ya sospechaba. Desde la primera noche cuando la conocí, como ya escribí. Las encontradas eran cada vez mas esporádicas. Pero la pobre creía que cuando me empinaba a su lado era para parecer mas alto, cuando en realidad estaba acabando de confirmar mi mas triste sospecha. Me empiné al menos cinco veces junto a ella, a ambos lados suyos. En todas las empinadas fuí mas alto. Tristemente, a ella si la podía ver hacia abajo. Recuerdo que siempre que hacía ésto ella me bajaba poniendo sus manos sobre mis hombros. Ella estaba convencida que yo hacía ésto para intentar ser tan alto como ella. Recuerdo que la última vez que fuimos a cine la tomé de la mano, no ya con la intención de sentir sus grandes dedos, sino para consentirla, casi por última vez. "Podrás sin mi Ll., podrás sin mi". "Pobrecita Ll. Maldita N."
N. era demasiado rápida. Siempre llevó la iniciativa. Escogía los lugares adonde íbamos pues ella tenía el auto. Me decía que ropa mía no le gustaba. Me compró un reloj, no muy fino, pues no le gustaba el que llevaba. Decía que película veríamos. Y me dió de improviso nuestro primer beso.
Fueron días de un sentimiento muy similar a cuando empecé a sentir envidia por la estatura de Ll., pero "elevado al cuadrado". Siempre temía que algo mío no le agradara, que se diera cuenta que era demasiado poco para ella. Pero al mismo tiempo, no podía dejar de pensar en ella como la mujer que siempre había soñado.
Así como con Ll. antes, todo lo que N. hacía me parecía (me parece?) perfecto. Definitivamente estaba enamorado de nuevo.
Me fuí con ella a la playa y puedo asegurar que nunca he sentido tanto placer haciendo el amor como en esos días de vacaciones.Me he excitado muchas veces, pero haciendo el amor jamás he estado tan bien como entonces.
Por mucho tiempo me negué a oir canciones románticas pero todas las canciones del soso tropipop me empezaron a sonar aptas para pensar en N.
Tristemente, escogí un día de Amor y Amistad para anunciarl a Ll. que había alguien más, que no volvería. Estuve dos meses con una depresión insoportable. Deseé morir por momentos. Tanta perfección en N., lo feo que me había portado con Ll. y mi sensación de no haber logrado los objetivos que me había propuesto en la vida, me atormentaban todo el día. No dormía. El apetito disminuyó notoriamente. Estaba convenciéndome de algo que había leído en alguna parte: el amor es una enfermedad.

domingo, 14 de junio de 2009

Entrenadorsota

Lauren Jackson, Ann Donovan, Sue Bird. Bird, la pequeñita mide 1.75 mts.(2 centímetros mas alta que yo). :((

miércoles, 3 de junio de 2009

Extra: La Cirugía

Hoy recibí otro golpe a mi diminuta autoestima. A parte de enano, bruto y miope me di cuenta de mi lamentable estado financiero.
Quemando mis últimos cartuchos decidí ir al único hospital de la ciudad donde ofrecen la cirugía para crecer: la cirugía con el tutor circular. Ya había oído que algunas personas de la ciudad se habían operado con éxito. Incluso gente de estatura normal.
Hace una semana fuí a ese hospital a averigurar, y me informaron que hoy habría una reunión. Así que al salir ésta noche del trabajo me fuí para allá. Solo eramos cuatro los interesados: una señora con una osteogénesis imperfecta, un muchacho con un aparente enanismo hipofisiario y dos adultos normales.
El costo de la cirugía es exorbitante. Corresponde a aproximadamente cuarenta sueldos míos. Tengo ahorrado la mitad. Imposible acceder a un crédito. Ya tengo dos que me tienen del cuello.
El cirujano nos examinó a los cuatro sin ningún costo. La señora con la osteogénesis fué descartada por obvias razones: sus huesos no aguantarían la tracción del tutor.
El muchachito del enanismo hipofisiario fué sincero. Aunque le dijeron que podía crecer unos seis centímetros, le aclararon que quedaría un poco desproporcionado con su tronco y además dijo que no tenía el dinero. También desistió.
Yo tengo que estar loco. Tengo que envidiar mucho el tamaño de algunas personas que han estado en mi vida para firmar un contrato para realizarme esa cirugía.
El otro normal es un tipo de unos treinta y cinco años. Uno con setenta de estatura según el tallímetro del especialista. Rapado. Con unas gafas oscuras puestas en la cabeza como una diadema (una de las pintas que mas me chocan en un tipo). Le dijeron que también crecería seis centímetros. Al parecer es lo que puede ofrecer la cirugía a los que no sufrimos de enanismo acondroplásico. Ese tipo de enanismo donde las extremidades son bastante cortas con relación al tronco. Estos si pueden aumentar hasta veinte centímetros. Que suerte!
El otro tipo normal llegó en un BMW negro, creo que recién sacado del concesionario. Con una camiseta del equipo de fútbol Liverpool marcada atrás con el apellido Torres, jeans y unos tenis Adidas verde fosforescentes. Mas pinta de riquito no podía tener.
Finalmente me tocó el turno. Medí lo mismo de siempre: uno con setenta y tres. Me tiene jarto ese pequeño número. Cómo suena de bonito uno con noventa, uno con ochenta y ocho...!
También me dijeron lo mismo: seis centímetros más. Uno con setenta y nueve. Ni siquiera igual a Ll. Pero con unos zapatos Ivanoe podría llegar a la estatura de N. Me sonó la idea. Me enceguecí. Mi ambición me dominó. Tenía que aceptar. Firmé.
Es un compromiso. Tengo que depositar la mitad antes de la cirugía. Esa plata la tengo, pero me quedaría en la calle. Y el resto?
Tengo que encontrar alguna forma de pagar. No podré tolerar que ese ricachón quede con uno setenta y seis y yo todavía en mis uno setenta y tres. Ya mas bajo que él.
Sé que N. me puede prestar el dinero. Ella alguna vez se me ofreció. Cuando me echó, para no sentirse mal, me dijo que cualquier cosa no dudara en llamarla. Alguna vez le comenté de la posibilidad de la cirugía y se alegró mucho de verme optimista. Al menos eso parecía.
Pero lo último que aceptaría sería la ayuda de una persona alta. Sería casi como aceptar una limosna. Además me gustaría verles la cara de sorpresa a los malditos cuando me vean tan o mas alto que ellos.
Tengo que conseguirlo! Es una consigna