miércoles, 3 de junio de 2009

Extra: La Cirugía

Hoy recibí otro golpe a mi diminuta autoestima. A parte de enano, bruto y miope me di cuenta de mi lamentable estado financiero.
Quemando mis últimos cartuchos decidí ir al único hospital de la ciudad donde ofrecen la cirugía para crecer: la cirugía con el tutor circular. Ya había oído que algunas personas de la ciudad se habían operado con éxito. Incluso gente de estatura normal.
Hace una semana fuí a ese hospital a averigurar, y me informaron que hoy habría una reunión. Así que al salir ésta noche del trabajo me fuí para allá. Solo eramos cuatro los interesados: una señora con una osteogénesis imperfecta, un muchacho con un aparente enanismo hipofisiario y dos adultos normales.
El costo de la cirugía es exorbitante. Corresponde a aproximadamente cuarenta sueldos míos. Tengo ahorrado la mitad. Imposible acceder a un crédito. Ya tengo dos que me tienen del cuello.
El cirujano nos examinó a los cuatro sin ningún costo. La señora con la osteogénesis fué descartada por obvias razones: sus huesos no aguantarían la tracción del tutor.
El muchachito del enanismo hipofisiario fué sincero. Aunque le dijeron que podía crecer unos seis centímetros, le aclararon que quedaría un poco desproporcionado con su tronco y además dijo que no tenía el dinero. También desistió.
Yo tengo que estar loco. Tengo que envidiar mucho el tamaño de algunas personas que han estado en mi vida para firmar un contrato para realizarme esa cirugía.
El otro normal es un tipo de unos treinta y cinco años. Uno con setenta de estatura según el tallímetro del especialista. Rapado. Con unas gafas oscuras puestas en la cabeza como una diadema (una de las pintas que mas me chocan en un tipo). Le dijeron que también crecería seis centímetros. Al parecer es lo que puede ofrecer la cirugía a los que no sufrimos de enanismo acondroplásico. Ese tipo de enanismo donde las extremidades son bastante cortas con relación al tronco. Estos si pueden aumentar hasta veinte centímetros. Que suerte!
El otro tipo normal llegó en un BMW negro, creo que recién sacado del concesionario. Con una camiseta del equipo de fútbol Liverpool marcada atrás con el apellido Torres, jeans y unos tenis Adidas verde fosforescentes. Mas pinta de riquito no podía tener.
Finalmente me tocó el turno. Medí lo mismo de siempre: uno con setenta y tres. Me tiene jarto ese pequeño número. Cómo suena de bonito uno con noventa, uno con ochenta y ocho...!
También me dijeron lo mismo: seis centímetros más. Uno con setenta y nueve. Ni siquiera igual a Ll. Pero con unos zapatos Ivanoe podría llegar a la estatura de N. Me sonó la idea. Me enceguecí. Mi ambición me dominó. Tenía que aceptar. Firmé.
Es un compromiso. Tengo que depositar la mitad antes de la cirugía. Esa plata la tengo, pero me quedaría en la calle. Y el resto?
Tengo que encontrar alguna forma de pagar. No podré tolerar que ese ricachón quede con uno setenta y seis y yo todavía en mis uno setenta y tres. Ya mas bajo que él.
Sé que N. me puede prestar el dinero. Ella alguna vez se me ofreció. Cuando me echó, para no sentirse mal, me dijo que cualquier cosa no dudara en llamarla. Alguna vez le comenté de la posibilidad de la cirugía y se alegró mucho de verme optimista. Al menos eso parecía.
Pero lo último que aceptaría sería la ayuda de una persona alta. Sería casi como aceptar una limosna. Además me gustaría verles la cara de sorpresa a los malditos cuando me vean tan o mas alto que ellos.
Tengo que conseguirlo! Es una consigna

No hay comentarios:

Publicar un comentario