La sensación que había empezado a sentir cuando iba hacia el timbre aumentaba cada vez mas. Era un sentimiento encontrado que hacía subir mi adrenalina como nunca antes. Cuando la ví pasar hacia el espejo la primera vez, tragué saliva, mi ritimo cardiaco era como de docientos por minuto y mi cara estaba ardiendo. Creo que en las areas mas inferiores de mi humanidad las cosas estaban aún peor (o mejor?).
Estaba sorprendido con su elegancia para la ocasión. Para impresionarla me había puesto un pantalón y unos zapatos que compré especialmente y me entusiasmó ver que ella se alistaba para salir, cuando por teléfono solo le había hablado de vernos y de llevarle un "artículo de hipertensión muy interesante". Mi presentación, creo que "chillaba" un poco con la suya, pero podía ser que si le interesara de verdad yo, y no el artículo, que por cierto tuve que ir a sacar del último número de la revista Chest de la universidad para salir con algo acorde con lo anunciado.
Era el momento de la verdad. De la confrontación uno al lado del otro.Si... parados. Las dos veces que hasta ahora , había estado próximo a ella, ambas la misma noche, en el salón de conferencias y en su auto, estábamos sentados. Ahora..Era la hora.
Como el optimista que siempre he sido y seré, todavía esperaba ser tan alto como ella. Era casi imposible. El espejo en el que se arreglaba estaba altísimo y su cara se reflejaba en la parte superior de éste. Pero todavía no tenía puntos de referencia para compararme, así que me daba ánimo internamente: "tu puedes ser tan alto como ella, vamos, vamos" me decía, mientras me preparaba nerviosamente para ponerme de pié. Hice rápidamente uno ejercicios de estiramiento que había hecho en algún tiempo dizque para "mantener la posición mas erguida en el cuerpo y mejorar la estatura". Los repetía hasta el dolor, desesperado. "Puede ser que ahora si funcionen" pensé.
Recordé una noche reciente, que junto a Ll., fuimos a ver "El Código Da Vinci" en un exclusivo cine, y nos topamos con una larguirucha del tamaño de ella y yo quería demostrar a toda costa que yo era tan alto como ella, cuando a todas luces era descabellado. Me preparé durante toda la película estirándome como decía el libro, para luego salir y afrontar mi triste realidad.
Con N. era un sentimiento encontrado. Si como yo lo creía, su estatura sería muy superior a la mía, por un lado la odiaría como a nadie, y por el otro, la desearía y la amaría como nunca. Quería compararme con ella, claro que sí, pero no quería reconocer que me llevaba mas de diez centimetros. Del odio al amor , y del amor al odio. Increíble sentimiento. Para enloquecer. Como con Ll. pero aún mas humillado y mas excitado a la vez.
Después de unos dos minutos en los que se paró frente al espejo terminádose de arreglar (Qué se podría estar arreglando ésta perfección de la naturaleza?), volvió a entrar caminando rápido a su cuarto para recoger su bolso. De nuevo, el sonido rápido de sus tacones sobre el parqué, aumentaban mi locura. Tomó un llavero de la mesa que estaba bajo el espejo y se dirigió hacia la sala para saludarme.
Nada puede explicar lo que se siente al tener los ojos de uno debajo del mentón de una chica. Uno siente que el corazón se le desprende de pronto, que ya no puede más. Me sentí como un pequeño niño. De repente me sentí mareado, como viendo borroso, su apartamento me daba vueltas. Como aquella vez en el supermercado con Ll. y la pareja de grandulones. Pero ahora ante una mujer de cara angelical y vestida como una diosa, a la que deseaba y quería devorar. Como un angel gigantesco, que te cuida pero que te alecciona.
Con una odiosa sonrisa que me pareció de burla por la diferencia de tamaño, pude intuir que se agacharía para darme un beso de saludo, pero yo, creyendo ser más rápido, me empiné disimuladamente para no ser tratado como un pequeño y besarla en la mejilla con sus ojos frente a los míos.
Pero...Sorpresa: no logré tal altura con mi maniobra desesperada. Increíblemente seguía siendo mas bajito.
Esto si fué mi debacle. Ese horrible sentimiento de envidia y excitación me tenía al borde del suicidio. No aguantaría esa locura. Con Ll. me sentía pequeño, pero al lado de éste mastodonte me sentía aún mas enano. Como si Ll. fuera mi mamá pero N. mi papá, aún mas grande y amenazante.
Mantuve todo el tiempo mi cabeza bien erguida, pero era imposible mirarla de frente a su barbilla. No parecía medir uno con ochenta y siete como le dijo a sus contertulios en la charla. Sobre su pantalón llevaba un cinturón metálico que, bien pude calcular, estaba por encima del nivel de mi ombligo. Saliendo del apartamento pude ver que casi se agacha para pasar por el marco de la puerta. Estos dos parámetros la hacían , también por cálculo, superior a los uno con noventa metros.
Así que, desesperado, busqué de nuevo el antídoto. Mis explicaciones. Me decía : "tranquilo Juan, tanquilo Juan tiene unos taconsotes de ocho centímetros, tiene unos taconsotes de ocho centímetros, tranquilo, tranquilo". Casi lloraba. Mi corazón a cuatrocientos intentaba calmarse con mis razonamientos.
Pero en mi cama, esa noche, esa imagen de tener sus ojos todavía por encima de los míos aún estando empinado y ese cinturón suyo casi en mi pecho, me atormentaron. No dormí un minuto. Si medía mas de uno noventa, con unos tacones de ocho centímetros , entonces medía uno con ochenta y dos como mínimo. "No, no puede ser mas alta que Ll., no puede ser mas alta que Ll.". "Entonces Ll. en tacones también casi toca el marco de las puertas?". "Tienen que existir los tacones de diez centímetros, tienen que existir,Dios mio".
A diferencia de mi primer encuentro con Ll., no me atreví a preguntarle la estatura. Ya era suficiente para esa tarde. Era un riesgo absoluto. Podría quedar traumatizado psicológicamente y ya sin retorno a una vida cuerda. Podía ser.. mas alta que Ll.
Al dirigirnos los dos hacia la salida casi sentía su hombro derecho, cubierto por la fina seda de su blusa, sobre mis ojos. N.se despidió en voz alta de su amanerado amigo y éste salió de la cocina para despedirse. Me sorprendió que no se aterró con la diferencia de estatura.
domingo, 31 de mayo de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario